Ayer mismo me comentaba una cliente de una editorial técnica que está pensando en preparar sus primeros eBooks. Me adelantó además que el precio va a ser el de la edición en papel menos los costes de impresión. Así que para un libro que cuesta 18€ calculaba ella que rondaría los 16€ en versión digital. No me atreví a decirle que ese precio dejaría al libro fuera del mercado porque la vi totalmente convencida y porque entendí que va a ser poco más que un experimento.
En mi artículo anterior indicaba que el precio podría ser uno de los factores que explicaran la piratería, y añadía que la oferta legal debería ser una alternativa a la piratería y no al revés. Me refiero a qué posibilidades ofrece el libro electrónico que no se están aprovechando:
Alquiler de ebooks.
Amazon puso a disposición a mediados de 2012 un servicio de alquiler de libros de texto en formato electrónico que permite pasar de los 139$ de la versión en papel de la 14ª edición del clásico Anthropology y los 93$ de la versión kindle a los 39$ del alquiler por mes (el mínimo) o algo más para periodos más largos. Evidentemente Amazon tiene la tecnología y el ecosistema para hacerlo aunque por ahora en Europa no existe esta posibilidad. No estoy intentando decir que esta opción eliminaría totalmente la temida fotocopia de libros universitarios, que antes que apareciera la descarga ya hacía daño a las editoriales, únicamente que de existir, sería una alternativa legal a la fotocopia.
Préstamo de ebooks.
El alquiler tiene como objetivo permitir un ahorro en libros académicos y universitarios porque, como acabamos de ver, estos suelen tener un precio importante y por lo general son necesarios únicamente para un tiempo determinado; el de preparar un examen por ejemplo. Para literatura en general tiene más sentido el préstamo. Es complejo explicar por qué es posible prestar un libro en papel que es de mi propiedad y no poder prestar un ebook, que en teoría también he pagado. El préstamo entre particulares es sin embargo técnicamente factible y en EE.UU. lleva funcionando ya un tiempo. Es cierto que existen condiciones, por ejemplo un máximo de 14 días y un único título, pero por lo menos existe la posibilidad.
De igual modo cada vez más bibliotecas en Europa dan la posibilidad de préstamo de ebooks, por ejemplo a través de la plataforma overdrive, que por el momento limita los libros en formato kindle únicamente a EE.UU.
Aunque tengo mis dudas sobre el hecho de que sea necesario un servicio de este tipo para una biblioteca, lo que sí está claro es que de nuevo nos encontramos con una alternativa a otros métodos. No creo que sea imposible para una editorial crear un sistema que permita cobrar a una biblioteca una cantidad por cada título prestado.
El modelo de suscripción.
Este modelo es de los tres el más extendido en España, por ejemplo de la mano de 24symbols, que además de ofrecer la lectura gratuita de una parte de su colección, permite desde 5€ el acceso ilimitado a su colección. Al no ser posible la descarga del archivo, ya que el texto se lee con una aplicación, esta plataforma únicamente funciona sobre dispositivos no dedicados de lectura: tablets, ordenadores, teléfonos, etc. Lo que es para mí una gran limitación, ya que sigo prefiriendo la lectura en pantallas de tina electrónica
Amazon ofrece para los socios de pago prime, por ahora únicamente en EE.UU. la posibilidad de préstamo como máximo de un título al mes aunque sin plazo de devolución.
El modelo de suscripción es para mí el más interesante. No veo por qué no podría ser posible por una cantidad fija al mes la descarga legal de un número razonable de títulos, digamos cinco como máximo. Como sucede en la suscripción de un gimnasio, por el mismo precio hay quien va a diario y quien no vuelve después de la primera semana. Son los segundos los que permiten que los primeros paguen menos, la aportación de todos sostiene el servicio.
El objetivo es buscar alternativas a que ni autor ni editorial perciban un céntimo.
Creo que sí podrían ser alternativas Manuel. Como la mayor parte de mi trabajo ha estado ligado a la edición de publicaciones técnicas, económicas y científicas a estas publicaciones en especial le veo una gran salida a través de la lectura por suscripción, préstamo o alquiler. Tanto para la consulta en universidades, institutos, empresas, etc. como en un determinados sectores profesionales. Además, si a las diferentes formas de lectura le sumamos la fragmentación del contenido, o sea, la venta o alquiler por capítulos o secciones, este aspecto puede llegar a ser más que interesante interesante para avanzar en la digitalización. (Personalmente, lamento que todos los debates siempre se centren en la literatura y no se aborden otros nichos)
ResponderEliminar¡Saludos colega!
Me parecen buenas opciones. El préstamo en libros universitarios, muchas veces a estos se les renueva la información, pongamos por caso los de medicina, biología, ingeniería..., por tanto ese tipo de préstamos, en el que el libro estuviese siempre actualizado, sería fundamental. También lo sería en otros, por supuesto.
ResponderEliminarYo también estoy convencida de que irán surgiendo más propuestas. Interesante tu entrada.
Saludos.
Muchas gracias por el comentario Pilar, precisamente había elegido el texto "Anthropology" por ir ya por su decimoquinta edición. Esperemos de verdad que cada vez haya más posibilidades de acceso a este material en formato digital. Un saludo.
ResponderEliminarBendita y odiada tecnología. El ebook es una espada de doble filo; por un lado te facilita la publicación y por el otro te arroja a las garras de la piratería. Por suerte el libro tradicional sigue teniendo su encanto.
ResponderEliminarUn abrazo.
David Fouler.
Muchas gracias por el comentario David.
EliminarUna aclaración únicamente, de algunos títulos existe únicamente versión digital de estraperlo. Así que para el que quiera leerlo en este formato el propietario de los derechos únicamente le da esta posibilidad.
El libro en papel tiene, ha tenido y tendrá muchísimo encanto del mismo modo que las velas tienen más encanto que las bombillas y montar a caballo más que ir en avión.