Hace un par de días, Mariana Eguaras compartía en un tweet una entrevista muy interesante al director fundador de la editorial digital Leer-e, y que arranca con la resistencia que encontraron hace años para convencer a las editoriales de las posibilidades del ebook. La respuesta más frecuente que recibían era que eso del libro electrónico no iba a cuajar, lo que les llevó a decidirse por montar ellos mismos una editorial con los clásicos de dominio público como punto de partida. En 2010 con la llegada del iPad se dieron cuenta de que el futuro estaba en el contenido (difícil competir con Apple y Amazon) y que la lectura digital había llegado para quedarse. Este año llegarán a los 1500 títulos y el 90% de la venta la hacen fuera de España.
Retomo el tema de la resistencia de las editoriales que me recordó a un post de 2011 en este blog en el que respondía a una entrevista a Sigrid Kraus, directora de Salamandra en la que comentaba que la posición de su editorial con respecto al e-book era la de hacerlo todo muy lento, aprovechando su independencia, para ver qué pasaba.
Ignacio Latasa hace además algunas reflexiones interesantes por ejemplo que en este último año las editoriales están intentando coger el ritmo del libro electrónico. ¿En este último año? Me suena un poco a estudiar el día antes del examen. Sé que es una constante entre los que escribimos sobre ebooks echar la culpa de todo a las editoriales, empeñadas en defender un sistema de producción y distribución editorial que en esta tormenta perfecta de cambio digital, situación económica desfavorable y competencia terrible por parte de dos o tres gigantes tecnológicos parece insostenible.
Digamos que criminalizar al consumidor potencial no ha ayudado mucho. El anuncio de que la piratería es un delito aparece curiosamente en películas originales, pero no en las que se descargan ilegalmente de internet.
Tampoco una política de precios que a lo único que estaba llevando era a perder casi definitivamente a un porcentaje altísimo de lectores que, una vez dominado el arte del estraperlo y de buscarse la vida en general, ahora difícilmente preferirán pagar aunque sea 1€ a tenerlo gratis. Y eso que, según leemos en el artículo, Leer-e mantuvo desde el inicio una política de precios entre 1,99 y 4,99€
Y a pesar de todo entiendo que para una editorial española de un cierto tamaño invertir en una nueva tecnología como la de los ebooks donde todavía hoy no existe un standard, alguna de ellas ya seguro que ya había perdido dinero produciendo CD-ROMs. Dicho de otro modo, los amanuenses del siglo XV tuvieron mucho más tiempo para acostumbrarse al invento diabólico de Gutenberg (donde esté el olor y el tacto de un códice que se quite un libro en papel).
La misma existencia de Leer-e explica que le haya sido más fácil convertirse en una de las más importantes editoriales digitales en español a unos recién llegados, que anteriormente no tenían relación con el mundo editorial que a uno de los grandes. Al final es una cuestión de facilidad de adaptación más que de fuerza, si fuera al revés los dinosaurios seguirían dando vueltas entre nosotros.
La duda, como apunta el artículo, es cómo se va a resolver el tema de las librerías, de las que dependen las editoriales. Para eso habrá que esperar.
La entrevista está muy bien porque evidencia cómo unos profesionales supieron ver "lo que se venía" y se pusieron a trabajar en ello hace unos cuantos años, no el año pasado o en esta década. Y además han sabido adecuarse a los tiempos y de un modo que considero el más adecuado: apostando por el contenido y ofreciéndolo a un precio accesible.
ResponderEliminarPor otro lado, han buscado buenos aliados: los agentes, a quienes les interesa que el contenido que producen sus autores se mueva y circule; es decir, a quienes están al lado del autor, en estrecha relación con la creación de contenidos.
Saludos de una fiel seguidora :)
Si, llevamos ya mucho tiempo dándole vueltas a este debate. Fué una pena que el esfuerzo de Libranda, patrocinada por las grandes editoriales, se quedará en tan poco para el el usuario/lector. El terreno de los mayores ya está ocupado así que la flexibilidad de startups interesadas tiene más oportunidades en el desarrollo del ebook en español.
ResponderEliminarLo de Libranda era (¿es?) de coña: mala navegación, sin links directos a donde comprar el producto... Vamos, que para eso mejor no hubieran hecho nada.
EliminarMe parece que hace siglos que andamos dándole vueltas a este debate. Fué una lástima que Libranda, patrocinada por los grandes grupos, tuviera tan corta ambición y excluyera a los editores latinoamericanos, amén de ser tan poco "friendly" con el lector, usuario final. Ahora el terreno del gran negocio está ocupado y hay que esperar más de la innovación de startups interesadas.
ResponderEliminarDe todas formas, yo soy una convencida de que libro impreso y ebook convivirán largos años, como conviven bicicletas, motos, coches, trenes y aviones,
Pues las librerías tendrán que innovar también. No les queda otra.
ResponderEliminarDe todos modos, y sabiendo lo injustas que son las generalizaciones, mucho me temo que la inmensa mayoría de las librerías lo tienen muy crudo, tanto como las tiendas de alquiler de vídeos o de venta de discos que proliferaban hace no demasiado.
Vivo en una población de unos 50.000 habitantes y salvando dos librerías el resto no son más que un comercio donde se venden libros entre otros artículos. Supongo que en la época de inicio de curso hacen caja para el resto del año, pero no preguntes por un libro, por una recomendación porque de eso "no entienden". Ya digo que se salvan dos, una que es la librería de toda la vida, donde los libreros te recomiendan, te aconsejan, te sugieren... y hablas un rato con ellos, la otra una infantil y juvenil que ha apostado por organizar actividades fin de semana sí y fin de semana casi también.
Totalmente de acuerdo José Luis, la verdad es que las librerías lo tienen de verdad difícil. Sabemos que por diferentes motivos, no siempre relacionados con el ebook ni la piratería, están cerrando una tras otra.
EliminarA mí personalmente me da pena porque tengo muchísimos buenos recuerdos asociados a una librería, he trabajado durante años en la Feria del Libro de Madrid y ahora entre mis clientes tengo una, que es tan especializada que seguramente salga adelante sin problemas.
Vivo en un pueblo de poco más de 15.000 habitantes y únicamente hay librería papelería que igual te venden un bolígrafo que un libro infantil, pero que ni de lejos van a sostener el sector. Las cadenas de librerías que hay en los centros comerciales de la zona siempre tienen gente, porque a todo el mundo le gusta hojear libros, pero comprar, me parece que compran pocos.
No sé si leíste hace unos días la propuesta de Bernat Ruiz Domènech en su blog sobre la posibilidad de que las librerías entraran dentro de los museos y las bibliotecas...
Para mí, el gran problema de las librerías, lo tienen las editoriales y las distribuidoras. Porque, lo que no se puede permitir, es que un e-book, lo pongo a 10 euros o más, como un libro de bolsillo; porque tocar otros, bueno, no está la cosa como para estar tirando de libros de 20 euros para arriba. No sé cómo lo veréis vosotros, pero la única solución será especializarse en algo, como bien dice Manuel Algaba, sin embargo, no lo veo como una solución. Ahora la función de los libreros, lo harán los bibliotecarios de barrio. Saludos.
EliminarGracias por el comentario José, efectivamente el problema interesa por igual a editoriales, distribuidores y librerías. Aunque únicamente las primeras tienen la solución. Todo lo que le ha faltado a las editoriales tradicionales es precisamente lo que ha demostrado tener Leer-e. Curioso el dato de que el 90% de la facturación lo hacen fuera de España.
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