Estaba leyendo un post de The Digital Reader, en el que comentan la noticia de que el senado del estado de Georgia (EE.UU.) tiene pensado comenzar un programa piloto para sustituir los actuales libros de texto por iPads... Menos mal que al final del artículo mencionan que al final no pasará nada, ya que el coste del proyecto, 500$ al año por alumno es impracticable, al menos por el momento. No sé si este tipo de noticias únicamente existen para asociar el nombre del político de turno al mundo digital... Ya llegará a España, ya llegará.
Lo que me lleva a pensar en un par de cosas: La primera si de verdad una aplicación de iPad puede "sustituir" sin más un libro de texto, un profesor y una clase. Sin ser un experto en la materia, yo no he estudiado pedagogía, puedo intuir que no, al menos por el momento. Lo que más o menos intento dar a entender en este blog es que el libro electrónico pueda mejorar la "experiencia" del actual libro de texto, ya que el primero a la larga es más barato, se puede actualizar con más facilidad, puede ser colaborativo y puede tener (sin llegar a ser necesariamente una aplicación exclusiva de un dispositivo o una página web), puede ampliarse con contenido extra, por ejemplo diccionarios, índices y búsquedas en el interior del texto, marcapáginas múltiples, anotaciones, todo posibilidades básicas en la mayoría de los eReaders.
El problema, esta es la segunda cosa en la que pienso, es cómo evitar convertir un texto en prácticamente un juego. Lo que puede ser muy interesante, como ya he mencionado en otras entradas, para un título infantil, para la tabla periódica o para el sistema solar, pero no sé si el mismo enfoque es aplicable a un título de historia, de literatura o de matemáticas. Por otra parte es cómo es posible integrar este tipo de material en clase. Habrá que esperar unos años a que todos los profesores le pierdan el miedo a la informática y a que que los responsables del contenido desarrollen también una metodología didáctica de la que el libro de texto digital forme parte. Pongo un ejemplo: Supongo que es bastante frecuente que lo que un profesor escribe por la mañana en la pizarra, el alumno lo está retomando en casa en la pantalla del ordenador. Dicho de otro modo quizá más claro. Espero que antes de digitalizar un manual de latín o griego para verlo en la pantalla de un iPad o un kindle, a alguien se le ocurra darle un nuevo enfoque a la manera de enseñar y aprender estas dos asignaturas.
Lo que me lleva a pensar en un par de cosas: La primera si de verdad una aplicación de iPad puede "sustituir" sin más un libro de texto, un profesor y una clase. Sin ser un experto en la materia, yo no he estudiado pedagogía, puedo intuir que no, al menos por el momento. Lo que más o menos intento dar a entender en este blog es que el libro electrónico pueda mejorar la "experiencia" del actual libro de texto, ya que el primero a la larga es más barato, se puede actualizar con más facilidad, puede ser colaborativo y puede tener (sin llegar a ser necesariamente una aplicación exclusiva de un dispositivo o una página web), puede ampliarse con contenido extra, por ejemplo diccionarios, índices y búsquedas en el interior del texto, marcapáginas múltiples, anotaciones, todo posibilidades básicas en la mayoría de los eReaders.
El problema, esta es la segunda cosa en la que pienso, es cómo evitar convertir un texto en prácticamente un juego. Lo que puede ser muy interesante, como ya he mencionado en otras entradas, para un título infantil, para la tabla periódica o para el sistema solar, pero no sé si el mismo enfoque es aplicable a un título de historia, de literatura o de matemáticas. Por otra parte es cómo es posible integrar este tipo de material en clase. Habrá que esperar unos años a que todos los profesores le pierdan el miedo a la informática y a que que los responsables del contenido desarrollen también una metodología didáctica de la que el libro de texto digital forme parte. Pongo un ejemplo: Supongo que es bastante frecuente que lo que un profesor escribe por la mañana en la pizarra, el alumno lo está retomando en casa en la pantalla del ordenador. Dicho de otro modo quizá más claro. Espero que antes de digitalizar un manual de latín o griego para verlo en la pantalla de un iPad o un kindle, a alguien se le ocurra darle un nuevo enfoque a la manera de enseñar y aprender estas dos asignaturas.
Aunque las aplicaciones que puede proporcionar un IPAD me parecen interesantisimas para motivar al alumnado sigo descartandolo por dos razones principales: precio y tipo de pantalla, por lo que es dificil se entrada en al enseñanza. Aunque si se han dado netbooks al alumnado, por qué no iPAD?!
ResponderEliminarLa evolución de los libros de texto, de una manera ma convencional y barata serían los eReaders como el Kindle. E nvez de dar los libros gratis al alumando como hacen actualmente, sería interesantisimo que se le diese a un alumno un lector y cada año descargase ahi los libros de texto de la asignaturas que cursara ese año. Al año siguiente se cambiarian nuevamente los libros por los del siguiente curso. Sólo falta que algún político tenga visión de futuro.
Gracias por el comentario Jaxs. Claro, el precio es seguramente el primer problema, a pesar de que el libro electrónico puede ayudar mucho a bajar los costes de cambiar de libro cada año, con lo que sería una inversión a largo plazo. Sin embargo el problema actual es que un kindle, que a mí me parece perfecto para la enseñanza de un idioma por ejemplo, un ipad o un tablet cualquiera, todos ellos dispositivos de última generación se encontrarían con una didáctica y un profesorado que en el mejor de los casos está en versión beta. De los políticos que al final son los que pondrían el dinero... mejor ni hablar.
ResponderEliminarComo no cambien mucho las cosas eso no va a pasar en nuestra querida España.
ResponderEliminar¿Qué gobierno va a dejar al ínclito señor Lara -o al sinvergüenza que toque esa vez- sin los jugosos dividendos de los libros de texto?
Sería muy feo hacerle eso, después de que él los haya aupado (y después mantenido) al poder manipulando, mintiendo u omitiendo información a través de sus numerosos medios.
Así funciona el mundo.